SANTUARIO: café literario virtual: GREY OPINA #021 | Trudi Canavan: Crónicas del mago negro

RESEÑA 021 | Trudi Canavan: Crónicas del mago negro

LECTURA: Junio 2012

La élite de magos de Kyralia lleva años entrenando a los mejores talentos de las clases altas. La magia sólo ha favorecido a los de sangre azul, y las clases bajas, pobres y ladrones, tienen que sufrir La Purga anual donde son expulsados por los magos y su escudo mágico. Pero la última purga fue diferente. Esta vez el escudo fue atravesado por una piedra, una piedra lanzada desde la protesta repelida... hay un mago entre los vagabundos.

A pesar de tener un argumento que he visto antes, disfruté de lo lindo el ambiente que me recibió cuando empecé la trilogía. Me sentí en el primer día en una magnífica escuela a prueba de vagos; cualquiera tendría ganas de ir. Una de las cosas que más le alabo a la autora es su habilidad para (valga la redundancia) ambientar. Cada lugar en la ciudad y en la escuela parece palpable. El primer libro es como ver el piloto de una buena serie de TV: poco a poco nos lleva de la mano por un camino donde el misterio todavía no es mucho, apenas asoma la cabeza, pero es suficiente para intrigarnos y seguir a ver qué nos espera al final del recorrido.

La primera mitad, mientras Sonea y el gremio juegan al gato y al ratón una y otra vez, es bastante introductoria y a algunos se les hace lento pero no fue mi caso. Luego, en la segunda mitad, explotan los colores una vez que entramos con Sonea a la escuela de magia. La historia no es pretenciosa, de hecho compone su relato de los símbolos más sencillos y conocidos de la literatura fantástica, pero la narración de la autora teje todo de una manera fresca aunque no sea tan original. Lo más atrapante del libro es el misterio que rodea a la gran incógnita en túnica negra que camina por la escuela. El título de la trilogía te hace caer en la trampa de creer que sabes hacia dónde va la historia, de que tienes resueltos a los personajes. Pero sigan leyendo que no todo es tan simple.

El título del segundo libro te deja claro el camino a seguir: Sonea aprende a usar magia. Pero el relato se turna entre el entrenamiento de Sonea y la misión de Dannyl como embajador, lo que nos expande la visión del mundo creado por Canavan. Para ser fantasía, el libro tampoco es de categoría explosiva como otros libros del género, pero me mantuvo muy atenta. Era como escuchar un buen y tranquilo contador de cuentos, con su voz apasible y el crujir de una chimenea de fondo. Pero para los de curiosidad hambrienta, el libro (la serie) es todo un acierto.

Me encantó la dinámica de las clases y el ambiente escolar, los tutores y las especializaciones. Por supuesto, no estoy contando la porquería que le tocó a Sonea. Las travesías de Sonea en la escuela no son sorpresa para nadie porque sabemos que las reacciones de los imbéciles son predecibles y hay que usar a esos imbéciles como peones en la creación del héroe. Años después de haber leído este libro, puedo decir que he llegado a preferir los sistemas mágicos rígidos (estoy aprendiendo mucho con algunos Booktubers), pero debo reconocer que para esta historia era más acorde un sistema de magia flexible que se alimenta de emociones. Durante toda la lectura, el Gran Lord siguió acaparando más misterio pero a partir de la mitad la autora comienza a dejar caer migajas para seguirle el rastro.

El tercer libro comienza sin perder tiempo: pronto empieza a atar cabos y revelar secretos; algunos de ellos le costaron mucho a los protagonistas. Una vez que todas las cartas están sobre la mesa, comienza la preparación para la inminente guerra. Para ser sincera no recuerdo muchos detalles del tercer libro porque todo fue borrado por el shock del final. Les aseguro que supera los dos primeros con creces pero sólo había una escena repitiéndose en mi cabeza. Sí les digo que con el gran revuelo que hubo en vísperas de la guerra, estaba esperando batallas un poco más dramáticas, y largas, que me transmitieran el agotamiento de la lucha. Y luego... ese escena... ¡esa bendita escena! Tuve que releerla cuatro veces: dos veces para entender qué había pasado y otras dos veces más para convencerme de que realmente había pasado.

Terminé la trilogía algo deprimida, pero el viaje estuvo lleno de sopresas, intriga y drama, así que no dudo en recomendar esta serie a los amantes del género.