Entra, toma prestado algunos libros y piérdete en algún mundo mágico por un rato... el café, te lo debo.

Mayo 2020

Los libros de distopías reinan el imperio literario desde hace muchos años, desde los tiempos de "1984" y "Fahrenheit 451", clásicos que no he leído (no me maten; comencé muy tarde el hábito de la lectura y, debo admitir que a veces peco de ser muy "mainstream"), pero todo el mundo conoce las tramas de esos libros. La corriente se hizo experta en inventar futuros nefastos con gobiernos crueles y una sociedad corrompida.
Sin embargo, las distopías tuvieron un segundo "boom" hace unos 10 o 12 años, con libros como "Los juegos del hambre", "El corredor del laberinto" y "Divergente". La demográfica de este tipo de lecturas se amplió bastante y no pasó mucho tiempo hasta que la RAE incluyó oficialmente el término "distopía" en el diccionario español (2014).
Lo gracioso es que muchos de esos libros, ya no son tan "ficción". Hace unos meses vi unos memes literarios donde salían avisos de bibliotecas que decían "movimos los libros de distopía a la sección de historia contemporánea"... ¿reímos o lloramos? Es triste pero cierto, es cómico pero triste. Y eso a su vez hace que me ría de los esnobs que piensan que los libros de fantasía o ciencia ficción no tienen valor intelectual cuando han sido las mejores herramientas para criticar a la sociedad o para explorar la humanidad, y que ahora resulta que terminaron siendo libros proféticos.
Les voy a poner un ejemplo.
El año 2019 fue duro para Venezuela. La decadencia económica venía arrastrándose desde hace años pero cuando empezamos el 2019 terminamos de aceptar que esto era el nuevo normal. Dejamos que los políticos siguieran peleando entre ellos mientras los de abajo nos poníamos creativos para subsistir. Pero, todo buen venezolano sabe que el fondo del barril siempre es falso.
Más tarde, en Marzo, fuimos golpeados por la peor cosa que me ha pasado en la vida: dos apagones eléctricos nacionales seguidos nos hicieron volver a la edad de piedra. Primero un apagón de 5 días, y luego uno de 9 días. ¿Creen que la cuarentena es difícil? Imagínense la cuarentena sin internet, sin señal telefónica, sin poder cargar celulares o laptops, durmiendo en techos o balcones (porque las casas eran hornos) para que bien tempranito te despierten las moscas revoloteando, sin poder refrigerar comida, sin el lujo de bañarte o tomar agua fría cuando vives en un clima de 35°. Si ese resumen les suena feo, créanme que se sintió mucho peor.
Mi estado/provincia se las vio peor que otros por el simple hecho de tener el clima más caliente, pero también por ser, en términos oficiales, el último en la cola. Es el más lejano a la central hidroeléctrica y por supuesto, con semejante calor, es el que más consume. Así que lo que fue un trauma único para muchas zonas del país, para nosotros se convirtió en el nuevo estándar. Mientras el centro del país se recuperaba, y hasta desperdiciaba, nosotros seguíamos pagando por años de falta de mantenimiento. Desde entonces y hasta el sol de hoy, seguimos con recortes eléctricos diarios. Durante casi un año vivimos como zombis 12 horas al día. Y cuando a todo eso le sumé las raciones de agua y hasta de comida, un día de repente me di cuenta: holy crap! ¡Vivo en el Distrito 12 de Los Juegos del Hambre!
Los libros toman otra tonalidad cuando se acercan tanto a la realidad. No me pasó sólo con esos libros, he leído varios que resuenan muy cerca de casa. Algunos libros me han asustado con descripciones de cosas que yo misma he visto y que antes eran sólo dominio de la ficción.
Claro... también me ha pasado algo mágico: en la ficción a veces encuentro la fuerza para resistir. A veces hay un diálogo que te anima a persistir, a veces hay una cita que te hace creer que también de esta salimos vivos. A veces, ingenuamente, puedes convencerte de que eres el héroe de tu propia historia y que algún día contarás cómo ganaste esa batalla.

COMILLA1
Lo cierto es que la ficción nos ayuda a navegar la complejidad de las relaciones humanas, del mismo modo que un simulador de vuelo prepara a un piloto para situaciones difíciles. La ficción permite entrenar nuestro cerebro para los retos que se nos presenten, como individuos y como especie."
—Psic. Jonathan Gottschall, The Storytelling Animal
COMILLA2

CIERRE_ENTRADAS

2 comentarios:

  1. Qué cool! Bienvenidos a los juegos del hambre! Jaja

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    1. ¡Jaja! Pues sí, es algo spooky lo mucho que aciertan estos libros :p

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